Políticas públicas de igualdad
Plan Corresponsables
Este reto he querido dedicarlo al Plan Corresponsables, pues me parece una iniciativa muy interesante. Se trata de una nueva política pública establecida en el seno de la Secretaría de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género del Ministerio de Igualdad. El objetivo de este plan es garantizar el cuidado como un derecho visto desde la óptica de la igualdad entre mujeres y hombres. Para ello, se ampara en el artículo 44 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, tomando como referente o enfoque los derechos universales y no de la condición laboral de las personas beneficiarias.
El Plan Corresponsables se desarrolla en colaboración con las Comunidades y Ciudades Autónomas, por lo que son éstas las responsables de la puesta en marcha de tres de sus cinco ejes: la creación de bolsas de cuidado profesional que faciliten la conciliación familiar con hijas e hijos menores de 14 años, el fomento del empleo y la certificación de la experiencia profesional de cuidado no formal.
En primer lugar, las bolsas de cuidado profesional para familias con hijas e hijos menores de 14 años, permitirá la habilitación de cuidado profesional de calidad, y con la garantía de derechos laborales de los profesionales que presten sus servicios en este ámbito en domicilio por unas horas semanales o en lugares públicos habilitados, como colegios, centros municipales o polideportivos, entre otros.
En segundo lugar, permitirá crear un empleo de calidad mediante las bolsas de cuidado para las personas jóvenes con perfiles profesionales relacionados con actividades de animación sociocultural y sociodeportiva, principalmente.
Y en tercer lugar, permitirá establecer mecanismos públicos de acreditación de experiencia en el cuidado no profesional.
En este sentido, este plan impacta directamente en los roles de género y va más allá, pues responde a un doble objetivo. Por un lado, fomenta la política de conciliación familiar, y por otro facilita la profesionalización de los cuidados que ya venían realizando muchas mujeres de manera informal, y que tal y como describí en mi blog, la Desigualdad en el ámbito familiar y la salud, supone también una mejora en la calidad de vida de muchas mujeres.
Por lo tanto, este feminismo aplicado en la política pública promueve sistemas integrales de cuidado desde una perspectiva de género, interseccional y de derechos humanos que fomentan la corresponsabilidad entre mujeres y hombres, Estado, familias y comunidad.
Asimismo, en cuanto a las repercusiones económicas que puede conllevar este plan, podemos destacar el ya citado mecanismo que permite acreditar la experiencia laboral de cuidado no profesional con el fin de poder habilitar a estas mujeres como perfiles competentes en las mencionadas bolsas de empleo. Afecta principalmente a mujeres mayores de 45 años, sin formación y empleadas del hogar que han venido desarrollando este trabajo de manera informal durante años.
Por lo mencionado, podemos decir que, el papel que juega la mujer en este plan es fundamental, pues implica que podrá obtener ingresos que le permita vivir de manera independiente, integrarse en el mercado laboral, y además poder conciliar el tiempo en familia.
En cuanto a los efectos de este plan, aún no se ha cuantificado cuántos cuidadores se podrán contratar ni cuántas familias podrán beneficiarse, pero se ha decidido dar prioridad a las familias monoparentales, a las víctimas de la violencia de género, a las mujeres en situación de desempleo de larga duración, a las mujeres mayores de 45 años o a las unidades familiares en las que existan otras cargas relacionadas con los cuidados. Asimismo, se tendrá en cuenta el nivel de renta. Por lo que previsiblemente el alcance del mismo será amplio pudiendo beneficiarse fundamentalmente grupos de riesgo de exclusión social, donde la mujer, desgraciadamente, tiene un papel protagonista.
Uno de los puntos fuertes de esta política pública es el fomento de la profesionalidad del ámbito del cuidado no formal, donde la figura de la mujer, por diversas cuestiones entre las que se encuentra la socialización del género, prevalece sobre el hombre, siendo un “mundo predominantemente femenino”. Cubre las necesidades de las cuidadoras quienes hasta ahora se veían supeditadas a las posibles ayudas económicas o la figura de un familiar que pudiera proveer de ingresos al hogar. Asimismo supone, como ya he indicado anteriormente, una mejora en la calidad de vida de las mismas.
Uno de los posibles fallos de esta política es la falta de información sobre el mecanismo de acreditación de los años de experiencia como cuidadora. Quedaría pendiente ver en la práctica cómo esto pudiera afectar realmente a las interesadas y posibles beneficiarias.
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